fbpx

Hace unos días veíamos el peligro de utilizar estiramientos como tratamiento exclusivo de la patología de espalda. No sería justo olvidarse del valor terapéutico de estas técnicas cuando se utilizan de forma correcta.

A bote pronto se me ocurren dos situaciones en las que los estiramientos son muy valiosos como tratamiento: contracturas y rigidez. En un tercer caso, la práctica de ejercicio físico, son la combinación perfecta para evitar sobrecargas.

La patología primariamente muscular, la contractura, es una actividad anormal de las fibras musculares, que se contraen involuntariamente por diversos motivos. Suele haber causa predisponente, como es es un músculo débil o un déficit de control muscular voluntario (es muy frecuente la incapacidad para relajar un músculo) y una causa desencadenante, como una sobrecarga articular, un problema discal, una temperatura muy baja o, a veces, únicamente estrés. La contractura sería una respuesta involuntaria, de tipo defensivo, para estabilizar la articulación, el disco, etc. Tanto en la fase aguda cuando se desencadena, como si la contractura se cronifica, el calor local y los estiramientos son un tratamiento adecuado y necesario para introducir los tratamientos preventivos (ejercicio, biofeedback), ya que éstos deben iniciarse sin dolor o con dolor leve.

Otra situación en la que los estiramientos son la clave del tratamiento inicial es la rigidez por acortamiento muscular. Es una situación muy frecuente después de inmovilizaciones prolongadas, como por ejemplo, el tiempo de corsé rígido después de una cirugía lumbar o de collarines cervicales. La cirugía actual tiende a inmovilizar lo menos posible, pero hay técnicas en que la inmovilización es inevitable. Los músculos se acortan con relativa rapidez durante la inactividad, así que es imprescindible estirarlos. También se limita el rango de movilidad articular, por tanto el estiramiento tendrá una doble función en estos casos.

Por último, como saben todos los que acuden al gimnasio, los estiramientos son importantes después de una sesión de ejercicios, para evitar sobrecargas en la musculatura empleada, pero estas técnicas están en continuo debate y no es mi terreno de opinión.

En conclusión, los estiramientos son parte imprescindible del tratamiento de algunas patologías. Debemos evitar el uso indiscriminado de estiramientos, especialmente si no existe patología muscular, y prestar más atención al ejercicio. Y ante la duda, sustituir el estiramiento por la liberación miofascial, una técnica de la que hablaremos y que consigue efectos similares en el músculo sin agredir a la articulación asociada.