- autor: Ferrández Sempere, Diego
- Cirugía, Tratamiento no quirúrgico, Noticia
- 29 mar. 2017
No es una cuestión de desconfianza. No se trata de que cuatro ojos vean más que dos. Hay muchos factores que pueden influir en la decisión quirúrgica de un cirujano: el grado de experiencia en una patología en particular, el propio carácter más o menos arriesgado de cada persona, la influencia de un ambiente formativo demasiado teórico (vs. realista y experimentado) o excesivamente temeroso de las demandas, un ámbito de alta competitividad donde resulta frustrante que un paciente se "escape", exceso de juventud con tremendas ganas de acumular experiencia, etc., etc. Por supuesto no se debe deducir de esto que los médicos son unos desalmados que miran por su interés, sino que todas estas circunstancias actúan en el inconsciente durante la toma de decisiones.
Sin duda, una buena forma de neutralizar al máximo la influencia de estos factores ajenos al problema médico, es conseguir la opinión de varios profesionales, pero cuando las opiniones son contrarias, este procedimiento tiene la desventaja de trasladar mayor peso de la decisión al paciente. En caso de conflicto pueden recabarse 3 ó más opiniones, pero convertir la consulta original en una encuesta tampoco va a resolver el problema. En mi opinión, con un par de recomendaciones médicas el paciente tiene más que suficiente; y es difícil errar cuando uno se deja guiar por su genuina intuición.
El efecto positivo de la segunda opinión médica ha sido incluso medido. En los años 80 del siglo pasado, un grupo de estudio norteamericano llevó a cabo una campaña experimental en asegurados de Medicaid, que hacía obligatoria una consulta de segunda opinión cuando la primera había indicado cirugía. Los resultados fueron claros: se produjo una reducción del 20% en el número de operaciones estudiadas durante el período de campaña, lo que se tradujo en un ahorro de entre 3 y 4 dólares por cada dólar que se invirtió en la campaña de consultas extra.
¿Cómo debe plantearse una Consulta de Segunda Opinión?
Cuando reciba un primer diagnóstico con indicación de cirugía, no se precipite. Usted debe pensarlo y organizarse con su familia; y eso requiere al menos unos días. También puede anunciar con toda franqueza que va a pedir una segunda opinión, ya que ningún profesional se ofende por ello (de hecho, si encuentra a alguien que se ofende, huya). Busque un segundo profesional, a ser posible con experiencia reconocida en el campo correspondiente. Cuando acuda a esta segunda consulta, indique con claridad que usted está consultando para una segunda opinión y exponga su caso sin incluir datos de la consulta original (salvo que le sean requeridos), de manera que el segundo profesional pueda formarse su propia opinión sin interferencias del primero. Tan simple. No necesita subterfugios.
Hay una situación en la que es particularmente imprescindible acudir a segunda opinión: las indicaciones de urgencia/emergencia. En el terreno de la columna vertebral, no se sienta amenzado cuando le hablen de un futuro en silla de ruedas si no se opera de inmediato. Salvo en casos puntuales, generalmente tumorales o acompañados de un deterioro brusco de funciones neurológicas, es exagerado pronosticar eso y sólo contribuye a asustar innecesariamente a los pacientes. En cualquier caso siempre tendrá tiempo de ver a otro profesional antes de decidir.
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