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La columna vertebral es una estructura capaz de movilizarse gracias a la acción de los músculos que tienen influencia en ella. La principal función de un musculo es la contracción mediante la cual puede estabilizar o movilizar una articulación.

Cuando hablamos de dolor lumbar hay un grupo muscular por el que los investigadores han mostrado gran interés: los isquiosurales, compuestos a su vez por el bíceps femoral (cabezas larga y corta), semitendinoso y semimembranoso.

Esta musculatura, en términos generales, actúa en la extensión de la cadera y flexión de la rodilla (llevar el talón al glúteo), poseyendo una importante función estabilizadora de la pelvis. Esta estabilización de la pelvis evita su tendencia a rotar hacia delante (anteversión) de tal modo que aumente la curvatura lumbar (lordosis), lo cual provocaría un “hundimiento” o hiperlordosis excesiva en nuestra parte baja de la espada.

Entendido esto, debemos destacar que ciertas situaciones muy comunes, son inapropiadas para nuestro raquis y provocan que éste sea muy vulnerable debido a que la musculatura isquiotibial es tónica (tiende acortarse). Mantenerse sentado, por ejemplo, durante largos periodos de tiempo es una de las situaciones que nos provoca este acortamiento permanente y por ende:

  • Una disminución de ángulo lumbosacro
  • Rectificación de la lordosis lumbar
  • Aumento de la cifosis dorsal (chepa) por el desplazamiento hacia delante del eje de gravedad.

Esta situación repercute en nuestra salud raquídea y genera molestias lumbares, por lo que algunos investigadores recomiendan estirar los isquios con asiduidad.

Para compensar el excesivo tiempo que pases sentado te proponemos que realices, 3 días a la semana, 4 repeticiones de cada ejercicio manteniendo el estiramientos durante 30 segundos.