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Sentadilla, peso muerto, swing, flexiones con bosu, equilibrios en fitball…etc. Sí, muchos de estos ejercicios conllevan unos beneficios increíbles demostrados por la ciencia pero, ahora, me gustaría que reflexionarais sobre esta cuestión: en la actualidad, ¿todo el mundo debe realizar estos ejercicios?. Ahora, la nueva corriente de entrenamiento hace que cuando entramos a un centro deportivo y vemos a alguien realizar un ejercicio en circuito cerrado, es una persona que, como se dice hoy día, no es nada “funcional” (término incorrectamente aplicado…).

 

Todo esto hace que tengamos que pararnos a analizar al sujeto que tenemos delante y hablar predominantemente en términos de progresión, y más aún cuando hablamos de ejercicios en los que se precisa una óptima estabilización del tronco para conservar las posiciones anatómicas de nuestra columna para evitar problemas de espalda, sin dejar de lado la ejecución técnica de los ejercicios, por supuesto, pero centrándonos en la evolución del entrenamiento del sujeto. No es de lógica prescripción que una persona que se inicia en un programa de entrenamiento comience utilizando material que le genere inestabilidad. Por lo tanto, es importante que comencemos a hablar de progresión del ejercicio y que nos quitemos la venda de los ojos provocada por esta nueva corriente de entrenamiento que parece que sea la única que debemos utilizar si queremos ser buenos asesores de entrenamiento y salud.

 

Para finalizar, el óptimo entrenamiento tendrá que ir dirigido a la consecución de objetivos de forma evolutiva, para que nuestro sujeto alcance su meta pasando por todas las fases que van construyéndola (óptima estabilización articular, óptima elasticidad, trabajo correctivo si se precisa, buena disociación lumbo-pélvica, etc.).

 

“La evolución objetiva del sujeto define la sabiduría del entrenador”

 

PT Robledillo