fbpx

Tener que operarse de hernia discal nunca es plato de buen gusto. La mayor parte de las personas afectadas de una hernia preferirían intentar evitar la operación utilizando medios conservadores y, sin duda, habrán elegido la actitud más acertada.  Pero en algunas ocasiones, ninguno de los remedios físicos, fármacos o reposo resuelven los síntomas y la cirugía es el único horizonte, especialmente si la funcionalidad del nervio empieza a deteriorarse, amenazando con dejar secuelas permanentes.

El temor natural a la cirugía está especialmente extendido en el caso de la espalda, debido al «mito de la silla de ruedas». Esta pesadilla está tan arraigada en la cultura española que una conversación sobre los riesgos reales con el paciente en la consulta suele aliviar bastante el pánico. No obstante, la cirugía tradicional no deja de tener ciertos riesgos y unas condiciones específicas de duración, estancia, recuperación, etc., debidas a la «agresión» necesaria que supone el abordaje quirúrgico.

¿Qué les parecería a los pacientes una técnica quirúrgica que no precisara anestesia general ni estancia hospitalaria, que utilizase una vía de acceso natural al conducto espinal sin agredir estructuras sanas, que les permitiese salir andando del quirófano sin dolor, con una cicatriz de 6 milímetros y sin tener que asumir un riesgo superior al habitual? Suena bien, ¿verdad? La foraminoscopia es la respuesta a estos requerimientos.

 

Esta técnica se practica a través de un tubo de pequeño diámetro el cual se introduce a través del foramen de conjunción, el mismo agujero por el que las raíces del nervio ciático salen de la columna lumbar hacia la pierna. Esta vía natural permite acceder al canal raquídeo sin eliminar estructuras como el ligamento amarillo o la articulación y sin generar hematomas ni fibrosis en la zona de abordaje. Todo esto se consigue sin perder la capacidad de visualizar las estructuras nobles que deben ser preservadas, gracias a un microendoscopio.

 

La foraminoscopia está llamada a convertirse en el gold standard del tratamiento quirúrgico de la hernia discal. A pesar de ello, no todos los casos pueden ser tratados por esta vía, especialmente a nivel del disco lumbosacro, donde la anatomía de cada paciente y la localización de la lesión en el canal son factores críticos para el acceso.