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Mielopatía cervical: causas, síntomas y tratamiento

La mielopatía cervical, un trastorno relacionado con el daño en la médula espinal, abarca una variedad de causas y síntomas que merecen atención. Desde la degeneración espinal hasta los traumas agudos, entender esta afección es crucial para aquellos que la padecen o buscan información al respecto.

¿Qué es la mielopatía cervical?

La mielopatía cervical es un trastorno ocasionado por un daño en la médula espinal. Esta puede tener puede tener diversos orígenes y manifestaciones.

En casos de degeneración espinal (mielopatía degenerativa), el estrechamiento del canal raquídeo, por la formación de hernias discales o la degeneración de los discos intervertebrales, puede comprimir la médula espinal gradualmente. A medida que la médula se adapta al estrechamiento, los síntomas pueden comenzar siendo leves, pero a medida que la compresión aumente, estos se pueden extender a las extremidades debido a la afectación de las vías nerviosas que son las encargadas de transmitir la sensibilidad o las órdenes motoras hacia o desde el sistema nervioso central respectivamente. Poco a poco, los brazos y las piernas pueden ir perdiendo empeorando su funcionalidad.

Síntomas de la mielopatía cervical

Uno de los síntomas más comunes de la mielopatía cervical es la ataxia, una alteración en la coordinación motora que puede provocar dificultades para caminar, tropiezos y sensación de inestabilidad al caminar. Esto se debe a la afectación de las vías sensitivas que transmiten la información posicional al cerebro, lo que resulta en una pérdida de sensación de la posición de los pies y la necesidad de aumentar la base de sustentación al caminar. Es común ver a las personas con esta afección caminar con las piernas más separadas de lo normal, una respuesta involuntaria del cuerpo que les aporta seguridad en la marcha.

Causas, tipos y tratamientos de mielopatía cervical

Además de la mielopatía degenerativa, existen casos de mielopatía aguda, que pueden ser el resultado de traumatismos que afecten a la alineación o la integridad estructural de las vértebras cervicales (luxaciones y fracturas). En algunos casos, una sacudida repentina puede causar daño medular temporal, que puede recuperarse en unas pocas horas, lo que se conoce como conmoción medular. En otras ocasiones puede ser necesaria una intervención quirúrgica para estabilizar las vértebras afectadas. En estos casos el tiempo de actuación es vital si queremos minimizar los daños permanentes y preservar en lo posible las funciones neurológicas.

Aparte de los factores degenerativos y traumáticos, encontramos casos de mielopatía cervical de origen infeccioso o vascular. Algunas infecciones virales o la trombosis de las arterias que irrigan la médula pueden causar inflamación o infarto de las vías nerviosas, lo que resulta en síntomas similares a los de la mielopatía degenerativa.

Conclusiones

Como hemos visto, la mielopatía cervical puede tener diversas causas y manifestaciones, desde la degeneración espinal hasta los traumas agudos. El diagnóstico preciso y el tratamiento oportuno son fundamentales para evitar complicaciones y preservar la función neurológica en los pacientes afectados.