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Los primeros modelos de prótesis de sustitución discal para la columna vertebral aparecieron en la década de los 90. En tiempos anteriores, persiguiendo el ideal de preservar la movilidad, ya se habían realizado intentos de sustitución discal con diversos sistemas más simples, pero la cirugía de reemplazo no tomó auge hasta que aparecieron los mecanismos tal como actualmente los conocemos. Uno de los primeros cirujanos españoles en involucrarse con este tipo de técnicas es el Doctor Pablo Clavel, miembro de una amplia saga de profesionales de la medicina.

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Bienvenido y gracias por aceptar nuestra invitación a iespalda.com. Nuestros lectores estarán muy interesados en conocer su trayectoria y experiencia en el campo de la columna vertebral. ¿Podría contarnos por dónde empezó y cómo ha llegado al mundo de la espalda?

Empecé por completar la especialidad de Neurocirugía en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y trabajé en diferentes hospitales del área metropolitana de Barcelona, hasta que me reincorporé a la plantilla de Sant Pau en 2003. Inicialmente mi interés se centraba más en la cirugía vascular compleja de los aneurismas o la de tumores de la base craneal. Todavía me invitan a participar como profesor en cursos de cirugía de base de cráneo.

Empecé por completar la especialidad de Neurocirugía en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y trabajé en diferentes hospitales del área metropolitana de Barcelona, hasta que me reincorporé a la plantilla de Sant Pau en 2003. Inicialmente mi interés se centraba más en la cirugía vascular compleja de los aneurismas o la de tumores de la base craneal. Todavía me invitan a participar como profesor en cursos de cirugía de base de cráneo.

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Supongo que no todo será trabajar... ¿Qué le gusta hacer en sus ratos libres?

Procuro dedicar el máximo a mi familia y amigos. También practico deporte habitualmente. Correr y perderme por los caminos del parque de Collserola es mi debilidad. Otra de mis pasiones es viajar y, cuando es posible, aprovecho para hacer colaboraciones desinteresadas como neurocirujano voluntario. Mi última salida fue a Zanzíbar.

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Usted ha sido pionero en España en las técnicas de reemplazo discal. ¿Qué le hizo adherirse tempranamente a este novedoso concepto?

Desde que he realizado cirugía de columna siempre he buscado practicarla con la menor agresión a los tejidos. Desde el inicio siempre he creído y he visto que a mayor agresión de los tejidos, peores resultados clínicos. Por ello, también en mis inicios creí en la cirugía mínimamente invasiva que todavía practico habitualmente.

Desde mi punto de vista la cirugía de artroplastia es tan sólo un paso más en la búsqueda de la menor agresión. Incluso me atrevería a decir que es la cirugía menos invasiva de todas. De forma simplificada se trata de sustituir un disco degenerado causa de dolor por uno nuevo. Los nuevos materiales, los mayores conocimientos mecánicos de los que disponemos y la experiencia que ha supuesto el uso de las primeras prótesis durante finales de los años 90, principios de los años 2000, nos han permitido mejorar los diseños del disco artificial de manera que sus características biomecánicas cada vez se asemejen más a las del disco natural.

Por otro lado, son implantes mucho más seguros y con menor desgaste. De hecho, los tests realizados demuestran que su duración es superior en años a la expectativa de vida de los pacientes en los que las implantamos.

Sustituyendo un disco degenerado causa de dolor por uno nuevo, no tocamos otras estructuras de vital importancia como es la musculatura lumbar. Tampoco hemos de movilizar estructuras nerviosas dado que éstas quedan por detrás del disco a intervenir. No hemos de esperar a que tenga lugar la fusión o artrodesis ósea que buscamos en las cirugías de dicho nombre. Y finalmente no hemos de realizar cortes en el hueso o artrectomías para la colocación de los discos artificiales, con lo que hay menor pérdida de sangre y menor riesgo operatorio.

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¿Es posible realizar esta técnica en cualquier caso?

No. No está recomendada en casos de espondilolistesis ni en casos de degeneración discal muy avanzada que suele ir asociada a degeneración avanzada de facetas. En tal caso, estaríamos reparando el segmento de forma incompleta, sólo el disco mientras las facetas permanecen enfermas.

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Tratándose de respetar una función propia del disco, ¿nó sería ideal practicarla siempre?

Idealmente sí. Sin embargo, sabemos que en la unidad funcional vertebral no sólo están los discos ni que los discos que vemos degenerados en las resonancias sean siempre la única y exclusiva estructura causante del dolor que padece el paciente. Por ello es tan importante la selección del paciente a intervenir donde tengamos en cuenta todos éstos y otros muchos factores. En mi opinión es una decisión muy compleja que sólo puede y debe estar en mano de un especialista en columna.

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¿Qué complicaciones pueden surgir en este tipo de procedimiento?

Los fallos de los implantes que nosotros utilizamos en la actualidad son extremadamente raros.

Por otro lado, sabemos de la complejidad del abordaje anterior lumbar, que sin embargo no es tal tras haber realizado la formación apropiada y contar con una experiencia extensa. De esta forma, no hemos tenido complicaciones vasculares destacables.

Las infecciones de la herida y la debilidad de la musculatura del recto anterior han disminuido con los años debido a la menor duración de las intervenciones y una mayor experiencia en la disección de la musculatura, con mejor preservación de la inervación de misma.

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¿Tiene preferencia por algún tipo de implante en particular o utiliza implantes distintos según el caso?

Nuestra preferencia es por un disco artificial cuyo diseño replica el del disco natural, es decir, consta de un núcleo de poliuretano de larga durabilidad rodeado de un anillo de fibras entrecruzadas de polietileno. Por encima y por debajo está formado por dos platillos de titanio con unas quillas de bajo perfil para sujetarse al hueso de la vértebra. La superficie de los platillos de titanio que contacta con el hueso lleva un tratamiento que fomenta el crecimiento del hueso sobre el implante, de manera que a los 3 meses se puede considerar que existe una buena incorporación del implante al hueso de las vértebras, siendo la incorporación definitiva al año ó 18 meses tras la intervención.

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¿Permiten las prótesis realizar vida normal? ¿En cuanto tiempo?

Desde luego, incluyendo una vida deportiva. Hemos observado un mayor retorno a la actividad deportiva superior a cuando realizábamos fusiones, artrodesis o colocación de sistemas de estabilización dinámica. De media, en un mes se puede volver a realizar una vida 100%  normal, incluyendo la vuelta a trabajos que no conlleven un esfuerzo físico.

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¿Cómo es la recuperación?

Los pacientes están ingresados de media unos 3 días en el caso de cirugía lumbar y 1 ó 2 días si se trata de una artroplastia cervical.

En los casos de cirugía de artroplastia lumbar, al día siguiente de la intervención los pacientes ya están caminando por el hospital. Marchan del hospital caminando por su propio pie. Durante el primer mes les aconsejamos que caminen como mejor ejercicio para su recuperación. Al mes de la intervención ya se puede realizar una actividad laboral que no suponga esfuerzo físico así como nadar. A los 3 meses de la intervención solicitamos radiografías de control para confirmar la posición y correcto funcionamiento del implante. Tras haber realizado dicha confirmación, los pacientes pueden realizar otras actividades deportivas como ir en bicicleta o empezar a correr. Finalmente, al año de la intervención se pueden realizar otras actividades deportivas siempre excluyendo las actividades de deporte extremo. Os puedo mostrar el ejemplo de Kurt Arnold, ex-surfista profesional, cuyas propias palabras fueron

«I am surfing and doing everything like I was 10 years ago! Thank you again!»

En los casos de artroplastia cervical, al día siguiente de la intervención o incluso el mismo día de la misma, los pacientes están incorporados y caminando. El alta hospitalaria por lo general tiene lugar el segundo día. Aconsejamos llevar un collarín blando cuando el paciente sale a la calle durante los 10 primeros días del postoperatorio. Transcurridas 2 semanas de la intervención pueden reincorporarse a su actividad laboral si ésta no supone levantar pesos ni un gran esfuerzo físico.

La práctica deportiva progresiva transcurre de forma similar a la comentada para las prótesis de disco lumbar.

Creo que nos acaba de proporcionar una información valiosísima para nuestros lectores, especialmente aquellos que deban someterse a este tipo de cirugía o estén considerando una segunda opinión. Ha sido un placer tenerle con nosotros en nuestro medio. Sólo nos resta desearle grandes éxitos y que no se olvide de nosotros para futuras colaboraciones.

En un próximo artículo hablamos sobre por qué puede fracasar la cirugía lumbar.

En un próximo artículo hablamos sobre por qué puede fracasar la cirugía lumbar.

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