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El día a día de la gran mayoría de las personas  se parece a algo así:

«Me levanto de la cama para tomar algo en el desayuno y me bajo en ascensor a por el coche para desplazarme hasta la oficina, donde aparco lo más cerca posible de ella. Una vez lo he dejado, tomo el ascensor para llegar a mi lugar de trabajo y me siento nada más llegar, para desarrollar mi labor hasta la hora de comer. Es hora de irse a comer sentado y descansar para volver a la oficina a sentarme y proseguir con mis labores. Terminado el día vuelvo a subir al coche, que aparqué cerca, y me voy a casa a tumbarme en el sofá hasta que llegue la hora de acostarse»

¿Te suena?

A mí sí y lo veo continuamente al igual que David Ponce ,autor del libro “El dolor de espalda y las emociones” donde leí esta forma de expresar el sendentarismo que tiene la mayoría de las personas hoy en día.

Este estilo de vida nos lleva a tener fallos en nuestro sistema provocando descompensaciones  que tiene efecto sobre nuestras funciones.

La debilidad que se generan en algunos músculos y el exceso de trabajo en otros, típicos de  este estilo de vida tan amigo de la silla, coloca al raquis en una posición de desventaja y con gran riesgo de lesión.

El ejercicio físico específico es un gran aliado como método de prevención de estos desajustes y por ende de muchos de los dolores asociados a las malas posturas adoptadas día a día.

Pero tenemos una gran noticia y es que el cuerpo es muy agradecido y con poco tiempo que le dediques se adaptará rápidamente. Por ello, pronto comenzarás a notar los efectos positivos de tu práctica.